En Occidente, tradicionalmente, se considera que la cabeza representa la razón, y el cuerpo, la emoción. Según este esquema, el cuello sería el vínculo y entre uno y otro. A nivel táctil, la zona de la nuca y el cuello es una de las más sensibles. Si acercamos nuestra cara a esta parte, y dejamos que el aire de nuestra respiración roce esta área, provocaremos una serie de sensaciones placenteras en la otra persona.
Imagina cuánta excitación más podemos producir si además la besamos, si utilizamos nuestra lengua para acariciarla, o si, incluso, empleamos nuestros dientes suavemente.
También podemos utilizar las manos para acariciar la nuca y el cuello dócilmente. Si es necesario emplea una mano para apartar el pelo de esa zona y acaríciala con la otra. Los besos aquí suelen ser bienvenidos y los “chupetones” también.
Si en alguna ocasión deseas aplicar un masaje de cuerpo entero a la otra persona, es ésta una buena parte en la que empezar. En cualquier caso, el masaje es una agradable opción para estimular esta zona. Para ello es aconsejable que la nuca y el cuello estén despejados, y que consigas administrar la presión adecuada con tus dedos en ellos.
Si tienes ocasión, concretamente, se recomiendan los masajes con champú en la nuca: ¡son de lo más placentero! Pueden ser el preámbulo de toda una tarde de pasión, por ejemplo.
¿Consideras que tu cuello es una de tus principales zonas erógenas? ¿Cuál es tu experiencia al respecto?